DECLARACION DE LA COLECTIVA FEMINISTA FEDERAL

domingo, 9 de diciembre de 2018

Ponencia de Maria Elena Naddeo "Luchas estudiantiles contra la violencia de género"


Para el Congreso Metropolitano de Psicología
por María Elena Naddeo



23/11/2018

" La percepción de la violencia de género en las adolescencias. Empoderamientos y Resistencias. Luchas estudiantiles y respuestas de los organismos del Estado."




Desde la irrupción en la escena pública del movimiento Ni Una Menos y la Campaña por el aborto legal, la temática de la violencia de género y la toma de conciencia de su incidencia desde temprana edad empezó a movilizar nuevas capas sociales y generacionales. En los colegios secundarios a lo largo de las tomas de escuelas protagonizadas en el año 2017 contra la reforma educativa se expresó con mucha fuerza la reivindicación por la puesta en marcha de la Ley de Educación Sexual integral y de un protocolo para dar respuesta a las situaciones de violencia de genero. En este trabajo explicitamos el proceso recorrido con los centros de estudiantes, los reclamos, las situaciones de conflicto y la aplicación del ansiado procedimiento.

Setiembre de 2017. Numerosas escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires lideran un proceso de luchas cuestionando la reforma propuesta por el Gobierno de local denominada “Nueva escuela secundaria” por considerarla inconsulta, y funcional al proceso general de ajuste económico y mercantilización de las políticas sociales.  Se resuelve en asambleas una toma pacifica de los establecimientos que genera una fuerte polémica y aun enfrentamiento con el Ministerio de Educación dirigido por Soledad Acuña. El gobierno de la Ciudad pretende sancionar las tomas mediante la actuación de la Policía de la Ciudad y la aplicación del Código contravencional, tema que genera mayor irritación social y estudiantil.
Después de semanas de conflicto la Defensoría del Pueblo de la Ciudad convoca a estudiantes y autoridades del ministerio de educación para encontrar caminos de superación del conflicto.
El salón auditorio de la calle Belgrano 673 repleto de estudiantes. Numerosos profesionales y autoridades de la Defensoría del Pueblo. Los y las delegadas estudiantiles proponen cuatro temas centrales:
a)    Repudiar el ingreso de la Policía a las escuelas y toda sanción contra las medidas de lucha encaradas de forma pacifica
b)    Exigir que las reformas educativas sean consensuadas con los centros de estudiantes y la comunidad
c)    Exigir la puesta en marcha de la ley de Educación Sexual integral
d)    Exigir la elaboración de un protocolo de violencia de genero.
Las fundamentaciones de cada uno de los puntos llevo un largo debate, múltiples intervenciones. Nos vamos a detener en el último punto, quizás el menos conocido de ellos. Una alumna levanto su mano y expresó más o menos con estas palabras:
          
“Estoy en 5º año, tengo que compartir el aula con mi violador”

Estas expresiones causaron un impacto muy profundo en el auditorio. Particularmente las autoridades de la Defensoría del pueblo consideraron el tema de especial gravedad e iniciaron un camino de investigación y búsqueda de soluciones al reclamo desgarrador de la joven.
Como titular del área de Niñez, Adolescencia y Genero de la Defensoría acompañada por profesionales del equipo me presenté en la escuela de la denunciante. Aquí va un relato sintético que explicita claramente la necesidad de incorporar la conceptualización de violencia de género y los procedimientos específicos para abordar estos conflictos en la adolescencia.

“La joven había mantenido una relación de pareja con su compañero de estudios. Un año atrás habían roto, pero en un momento determinado, estando en su casa, (setiembre 2016) el joven había avanzado en una nueva relación sexual. La joven analizó en su terapia que dicha relación fue un abuso, un acto no consentido y decidió denunciarlo. En abril siguiente su padre lo planteó en la escuela, sin tener ninguna respuesta. Por lo cual hizo una presentación en sede penal, que demoró largos meses sin expedirse sobre el tema. Para setiembre estábamos en la ridícula – y trágica - situación de una denuncia penal sin resolución con los dos jóvenes compartiendo el aula.
El director de la Escuela frente a mis requerimientos se limitó a decir: “El hecho no sucedió en esta escuela. Porqué debemos hacernos cargo”. Ante mi insistencia se planteó la intervención del Consejo de Convivencia, quienes resolvieron después de mucho debate una separación de curso. Como todo ello se dilataba, aconsejada por agrupaciones feministas. la joven resolvió hacer la denuncia en la OVD. La justicia civil resolvió rápidamente una orden judicial de restricción perimetral para el joven, con lo cual la escuela de manera inmediata tuvo que conseguir vacante en otro establecimiento.”

Estudiantes de otros colegios secundarios y terciarios empezaron a consultarnos, trayendo el relato de situaciones parecidas, todas ellas complejas y demandantes de un abordaje especifico de los equipos directivos y psicopedagógicos.

Nadie parecía estar preparado para resolver una consulta en la cual una alumna relataba una situación de acoso o de abuso sexual, o de violencia de género en la cual el victimario es un compañero o novio o amigo de la propia escuela.

Surgió claramente la necesidad de elaborar un procedimiento ágil que incluyera un marco conceptual y algunas alternativas para dar protección a las eventuales víctimas.  En octubre de 2017 después de varias reuniones con delegados de establecimientos educativos y consultas con equipos de la propia Defensoría del Pueblo, enviamos al Ministerio de Educación el proyecto inicial del que termino siendo el  Protocolo de acción institucional en escuelas secundarias y establecimientos terciarios para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género y orientación sexual”  aprobado por Resolución Ministerial enviado a las escuelas en junio de 2018 y vigente en las escuelas de la Ciudad.

En la elaboración del texto destaco la cooperación fundamental de las abogadas Paz Mastropierro y Silvina Lico, integrantes del Programa de Niñez Adolescencia y Género a mi cargo. Y en la tramitación de las consultas que analizamos en el presente texto al conjunto de los equipos.

Análisis y reflexión sobre las consultas recibidas

Teniendo en cuenta los relatos de las chicas denunciantes, de los y las docentes, y de los familiares de los chicos involucrados llegamos a una primera aproximación en los puntos de coincidencia de las temáticas de violencia sufridas por las estudiantes.

En las consultas recibidas aparece como núcleo del conflicto una relación sexual no consentida, un acercamiento amoroso que avanza y llega a constituir un acto sexual que la adolescente no procesó ni tramitó como de su aprobación. En varias ocasiones las chicas refieren el haberse quedado paralizadas, sin saber expresar un rechazo firme o verbalizado. Algunas de ellas – por ejemplo, la joven que inició el reclamo por el protocolo y otras – tomaron conciencia de la situación abusiva al reflexionar en terapia sobre lo acontecido y decidieron denunciarlo en la escuela, en su familia e incluso en la justicia meses después.

Los varones con los que pudimos contrastar los hechos expresaron cierta sorpresa por la reacción tardía de las jóvenes. “Pensé que estaba de acuerdo” “No creía que estuviera desconforme”, frente a los adultos que los instábamos a expresarse.

Confirmamos entonces la continuidad de hábitos culturales machistas en adolescentes recién iniciados en la sexualidad. Un posicionamiento actitudinal de avanzar en la relación sexual sin esperar la respuesta activa de la pareja femenina.  En síntesis, la reproducción de una postura abusiva, naturalizada, sin una reflexión especifica de la importancia de la relación comprometida, toto lo cual actúa como reforzatorio y reproductivo del comportamiento sexual machista.

Resulta de este somero análisis que el esfuerzo de elaboración critica que formulan las chicas denunciantes se convierte en una acción de alto impacto en la prevención de las pautas de comportamiento sexuales abusivas de la cultura patriarcal dominante.

Reflexiones para y con los y las docentes

El desconcierto que encontramos en numerosos equipos docentes al tener que abordar las temáticas de violencia de género, es similar a la apuesta de compromiso que muchos otros hacen cotidianamente tratando de encontrar caminos de diálogo y de protección de la población estudiantil a su cargo.

El problema detectado es que la conceptualización sobre la temática de género no tiene todavía en la escuela secundaria un lugar relevante. Entender que las relaciones entre varones y mujeres están atravesadas por una asimetría de poder en la cual los varones reproducen estereotipos machistas y violentos todavía no es parte de la cosmovisión de profesores y profesoras. No hay conciencia de que las masculinidades están construidas en base a estereotipos que animan a los varones a ejercer actitudes de control, de manipulación de los cuerpos femeninos. Masculinidades hegemónicas, machistas.
Se piensa a los estudiantes de manera global, sin distinguir las realidades de discriminación que pueden atravesarlos. En el mejor de los casos, algunos docentes sensibles a la temática de los derechos de los niños niñas y adolescentes, sostienen que las violencias en una pareja juvenil o incluso alguna situación de violencia o abuso sexual entre pares pueden entenderse como “juegos infantiles”.
En este punto es preciso desplegar otras estrategias de capacitación para llegar a la comprensión más abarcativa y profunda. Porque la incidencia que puede tener la prevención de la violencia de género desde temprana edad puede convertirse en una herramienta poderosa para detener la espiral de violencia de género que aumenta sin cesar o que por lo menos, no disminuye y se ha convertido en motivo de preocupación central para los especialistas sociales.



Métodos para visibilizar reclamos sin respuestas efectivas. El temido escrache.

Una de las preocupaciones de los adultos, tanto docentes como padres, es el método o las estrategias utilizadas por las chicas para visibilizar sus denuncias de violencia sexista o micromachismos que enfrentan cotidianamente. La utilización de un blog u otras plataformas de internet, o el uso de redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, es tan difundida en los y las adolescentes que aparece como un recurso ideal para difundir las denuncias que no encuentran un canal apropiado de resolución de conflictos. La celeridad con que los y las jóvenes viven su cotidianeidad no se corresponde con los tiempos de la administración educativa. Las reuniones de equipo, las consultas con Defensorías zonales, las entrevistas con las partes involucradas y mas aun si es preciso citar a familiares se extienden en el tiempo en una duración de meses. Esto es percibido por las chicas afectadas por v violencia de género como desconsideración de la denuncia, falta de respuesta adecuada y dispara la comunicación pública vía el método de las redes sociales, llamado “escrache” por la comunidad.
Es este un tema que deberá ser abordado y establecidos tiempos para abordar de manera integral la problemática que transitamos. Solicitar confidencialidad para las partes afectadas en un plazo que deberá estimar la escuela antes de dar una respuesta. ¿Es posible establecer plazos, aunque sea estimativos, y solicitar en el mientras tanto se tramita la denuncia no ventilarla públicamente? ¿Es posible que las y los estudiantes conozcan cuando empiezan las clases cuales son los procedimientos y los plazos estimados para resolverlos?
Es este uno de los puntos que podrá ser profundizado y considerado por los consejos de convivencia, por los equipos psicopedagógicos, por los y las delegadas estudiantiles a fin de encontrar nuevos puntos de acuerdo.

El nuevo rol de las Defensorías Zonales del Consejo de los derechos de niños, niñas y adolescentes y de los equipos de orientación escolar y otros dispositivos de apoyo.

La fuerza del movimiento de mujeres, de las agrupaciones feministas, la movilización permanente de los últimos años en función de poner fin a los feminicidios y ala violencia de genero que persiste con niveles escandalosos de incidencia social afectando la vida de miles de mujeres ha instalado en la agenda educativa la perspectiva de género.

Es preciso entonces un esfuerzo intelectual de comprensión profunda del momento que estamos atravesando: un cambio cultural transformador de las relaciones de poder que tradicionalmente caracterizan la vida de las parejas y su sexualidad. La subordinación de género, en la cual el varón aparece con el poder suficiente para organizar la vida sexual, de manera activa, y la sumisión o actitud pasiva de las chicas, aceptando las propuestas masculinas, esto esta en discusión. Es un cambio tan profundo que merece nos detengamos a pensarlo, a repensarlo y a acompañar de manera creativa y altamente profesional las consultas, las denuncias y las orientaciones consiguientes.

Las Defensorías Zonales de derechos de niños, niñas y adolescentes hicieron un aporte central como instrumentos profesionales de la ley 114 de la Ciudad y de la ley nacional 26061. El organismo de infancia del cual dependen el Consejo de los derechos de niños niñas y adolescentes incorporo la perspectiva de los y las niñas y adolescentes como sujetos de derechos, con capacidad progresiva para ejercer el conjunto de sus derechos Y juegan un rol central como primera línea de atención en resolución alternativa de conflictos o en la adopción de medidas excepcionales en casos de abusos intrafamiliares con control judicial posterior. Todo ello se trabajo por años con un enfoque de derechos, basado en la Convención y otras normas derivadas. Hoy se impone incorporar la conceptualización de subordinación de género en las parejas de adolescentes y jóvenes y de no discriminación por diversidad sexual. Temáticas que no aparecían instaladas o reflejadas en el ámbito publico o escolar, porque se soportaban con resignación y en silencio. Se trata de recorrer un camino similar, procurando la protección de las víctimas y la modificación de las conductas de quienes actúan reproduciendo los estereotipos machistas y violentos. Justamente porque son adolescentes, por eso tenemos que actuar con mayor celeridad, con mayor precisión, para encontrar alternativas y construir un mundo libre de violencias.

Primera evaluación de la puesta en marcha del protocolo

Después de largos meses de debate, postergaciones, en junio del 2018 se aprobó por resolución del Ministerio de Educación, el “Protocolo de acción institucional en escuelas secundarias y establecimientos terciarios para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género y orientación sexual”.
A pesar de incluir artículos específicos sobre la obligación de su difusión en la comunidad educativa, recién en setiembre y octubre se hicieron unas breves jornadas de capacitación para personal directivo y de los equipos de apoyo educativos, muy signadas por la transmisión de los circuitos de comunicación administrativa de las escuelas hacia la vía jerárquica ministerial.
Numerosas escuelas y establecimientos terciarios están convocando a la Defensoría del Pueblo para interpretar y efectuar consultas sobre el procedimiento a seguir. Encontramos preocupaciones sobre el abordaje de la violencia de género en adolescentes, no registrando la dimensión de subordinación de género, de masculinidades dominantes o machistas en formación. Esta herramienta requiere mayor comprensión de la cuestión de fondo que de los mecanismos administrativos propuestos. Uno de los mejores caminos es analizar con detenimiento el articulado de la ley 26485 en cuanto a la tipificación de la violencia de género, física, sexual, psicológica con todas sus especificidades y características, para poder encuadrar las conductas incluso verbales de los alumnos como parte de esta cultural de control que queremos superar.

Algunas conclusiones

·         Aportar a la construcción de una sociedad libre de violencias y a reducir las cifras de victimas requiere una capacitación permanente en la temática de igualdad de género, prevención de las violencias y respeto por la diversidad sexual
·         En las escuelas es preciso prestar mayor atención en la escucha habitual , leer e interpretar las quejas, denuncias y consultas que formulan las y los estudiantes sobre la violencia en las relaciones interpersonales con mayor detenimiento.
·         No considerar las denuncias y consultas como “cuestiones de chicos”.  No subestimarlas. Pensar que su prevención puede hacer la diferencia futura en la disminución de la epidemia de femicidios y violencias profundas que registra la sociedad.
·         Consultar a los equipos jurídicos de la Defensoría del Pueblo o de la Dirección General de la Mujer y del Consejo de los derechos de niños niños y adolescentes de la ciudad sobre la viabilidad de las denuncias judiciales. Fundamentar el camino y la estrategia elegida de manera interdisciplinaria.
·         Actuar brindando contención psicológica a las víctimas, evitando su revictimización, exigir un diálogo y una comunicación sostenida con los equipos que llevan adelante las denuncias para que la comunidad esté informada.
·         Brindar a los chicos acusados de las situaciones de violencia de género ámbitos para expresarse y repensar sus prácticas. Recomendarles terapias reparadoras y destinadas a la modificación de conductas. Efectuar el seguimiento de los mismos, aun en otros establecimientos educativos.
·          
Citando a Rita Segato:
“ …entiendo los procesos de violencia, a pesar de su variedad, como estrategias de reproducción del sistema, mediante su refundación permanente, la renovación de los votos de subordinación de los minorizados en el orden de estatus, y el permanente ocultamiento del acto instaurador. Solo asi es posible advertir que estamos en una historia, la profundísima historia de la ereccion del orden del genero y de su conservación por medio de una mecánica que rehace y revive su mito fundador todos los días.  (…) el fenómeno parece asemejarse mas a una situacion de violencia estructural, que se reproduce con cierto automatismo, con invisibilidad y con inercia durante un largo periodo luego de su instauración, tanto en la escala temporar ontogenética de la historia personal a partir de su fundación domestica en la primera escena como en la escala filogenética, es decir del tiempo de la especie a partir de su fundación mitica secreta.”
( Las estructuras… pagina 111)

Cobra especial valor la acción sostenida de las adolescentes que cuestionan por todos los medios a su alcance las expresiones machistas y violentas de sus primeras parejas o compañeros de escuela. Se trata de una herramienta poderosa que puede convertirse en estrategia eficaz para frenar la espiral disciplinante y reproductora de los estereotipos de subordinación: frenar desde temprana edad los primeros anuncios de la violencia de genero.







Bibliografía

Segato Rita, Las estructuras elementales de la violencia, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2010

Giberti Eva, Abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes. Noveduc, Buenos Aires, 2915

Bleichmar, Silvia, Vergüenza, culpa, pudor. Paidós, Buenos Aires, 2016.

Pasqualini Diana y Llorens Alfredo, Manual de Adolescencia y salud, un abordaje integral, Ediciones Journal, Buenos Aires, 2016.

Escobar Juan C. Masculinidades adolescencia y salud, en Pasqualini y Llorens, op. Cit. Capitulo 18.

Sociedad Argentina de Pediatria, Documento elaborados por el Comité de Estudio Permanente del Adolescente (CEPA) sobre Noviazgos violentos.










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