La publicación de la nueva encuesta realizada por
el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la UCA, permite hacer algunas
reflexiones de cierta profundidad y necesaria urgencia.
Mas allá de haber disentido con la forma
confrontativa que tuvo esta investigación durante el gobierno de Cristina
Kirchner, creemos que la encuesta es sumamente seria y debe tenerse en
cuenta. Lo digo porque después de utilizar durante varios quinquenios los
datos del INDEC y de la propia OSDA hemos confirmado que la curva de ascenso y
descenso, las variaciones de pobreza e indigencia eran coincidentes, aun cuando
los números fueran más o menos diferentes, mantenian coherencia interna.
Lo que nos importaba en realidad, y nos sigue
importando ahora es determinar cómo las políticas públicas, las acciones de gobierno
inciden positiva y negativamente en el escenario social, en el sufrimiento y
las carencias de quienes menos tienen.
Y la curva general permite apreciar que
efectivamente durante los gobiernos kirchneristas hubo una tendencia a la baja
de la curva de pobreza, mientras que durante el gobierno de Mauricio Macri el
ascenso fue clarísimo.
Alberto Fernández recibe el gobierno nacional en
diciembre de 2019 con una cifra de 40% de pobres en Argentina. Es una cifra
terrible y que en gran parte explica la derrota en las urnas de una malísima y
embaucadora gestión de gobierno neoliberal.
Después de enfrentar la gravísima situación de
emergencia sanitaria, la paralización de gran parte de la actividad económica
con la caída de la producción, y de los empleos regulares en porcentajes
alarmantes, sin embargo, el aumento de la pobreza asciende a un 4%. Por
supuesto que un 44% implica que casi la mitad de la sociedad argentina padece bajísimos
ingresos, y si llevamos esto a la franja de personas menores de 17 años tenemos
un 60% de pobres. Cifras similares a las que teníamos después del derrumbe del
2001 y 2002. Verdadera catástrofe social.
Sin embargo, también la propia encuesta social,
admite y publica que los Programas de transferencias de ingresos llevados adelante
por el gobierno permitieron reducir en casi un 10% la pobreza y en un 19% la
indigencia. Aquí copiamos algunos de los cuadros que permiten dar cuenta de la
gravedad de la situación social y nos impone la tarea de pensar, proponer y
acompañar nuevos caminos para reducir tamaños niveles de injusticia social y de
desigualdad.
En la
filmina anterior se observa claramente el fenómeno de infantilización de la
pobreza, los sectores populares los más castigados por la insuficiencia de
ingresos, precarización y desocupación, tienen el más alto promedio de
natalidad. De allí que el 60% de los niños y adolescentes sean pobres.
Esta es otra mirada, otra forma de calcular y analizar la realidad social argentina. Es el análisis multidimensional de la pobreza. En los cuadros anteriores siguiendo con el criterio del propio Indec solamente se toma como variable de análisis el ingreso del grupo familiar. En cambio, un análisis multidimensional permite incluir otras variables tales como la falta de vivienda, de agua corriente, de acceso a la educación, a la salud y otras. Si agregamos a la variable ingresos otras carencias importantes, obtenemos un panorama abrumador de la situación social argentina. solamente un tercio de la población tiene sus necesidades ampliamente satisfechas.
El imperativo actual para 2021 es
encontrar alternativas y luchar por ellas. Sera nuestra tarea militante, política,
social. Erradicar la pobreza estructural, la pobreza multidimensional. Sera la revolución
inconclusa, aquel sueño eterno que nos persigue desde el fondo de la historia.
Hoy tiene carnadura real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario