DECLARACION DE LA COLECTIVA FEMINISTA FEDERAL

martes, 16 de febrero de 2021

Carlos Menem o la Segunda Dècada Infame en Argentina

 

                               Carlos Menem  1989-1999 o la Segunda Década infame



Pasados los tres días de duelo nacional decretados por el obsoleto reglamento del protocolo oficial, queremos hacer una valoración critica de la obra de gobierno de Carlos Menem. 

Su ascensión en 1989, luego de una brutal estampida hiperinflacionaria y destituyente, generada por los grupos concentrados de poder económico, estuvo basada en la promesa de medidas de corte popular tradicionales en el peronismo.  Revolución productiva y salariazo fueron las dos consignas centrales de la campaña electoral, propuestas desechadas rápidamente y transformadas en un programa político y económico al servicio del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, bajo los lineamientos neoliberales y privatistas del Consenso de Washington. 

Un programa económico que tuvo en las políticas impulsadas por los “Chicago Boys” el objetivo central de desmantelar las empresas y servicios a cargo del Estado, reducir los presupuestos de las políticas sociales en especial las de educación y de salud públicas.

En asombrosa voltereta programática, la revolución productiva se tradujo en relaciones carnales con EE. UU. y Gran Bretaña, siendo aplaudido por los lideres conservadores del momento, Ronald Reagan y Margaret Thatcher.   Marioneta al servicio de esos grandes intereses, Menen puso en venta y malvendió las empresas del Estado, YPF, YCF, Gas del Estado, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Aerolíneas Argentinas, el Puerto, el sistema nacional de jubilaciones y pensiones  entre otros.  Destruyo el sistema ferroviario argentino, cerrando cientos de ramales y condenando al olvido y a la extinción  a los pueblos que dependían del paso del Ferrocarril.

En el marco de esa política, provocò y legalizò la transferencia de colegios secundarios y establecimientos terciarios  del ámbito nacional a las provincias, sin los recursos económicos necesarios para sostenerlos, generando de esta forma el peor deterioro de la educación publica conocido hasta el presente.

Impulsó la Ley Federal de Educación, repudiada por la comunidad educativa, pero votada en el Congreso Nacional en 1993, la cual decretaba la destrucción de las escuelas normales, artísticas y técnicas, y colocaba a la educación en una suerte de dependencia con las empresas privadas.

Una activa resistencia de gran parte de la comunidad educativa impidió el desguace total del sistema, recuperado lentamente a partir de la ley Nacional de Educación recién en el año 2005.

En el sistema de salud, las iniciativas a favor de la municipalización de los hospitales y su arancelamiento fue resistida por sectores de los gremios de la salud, no sin complicidades sindicales de todo tipo, lográndose por el apoyo de la comunidad la supervivencia de los centros de salud gratuitos, pero con presupuestos absolutamente precarizados y reducidos.  Un vaciamiento gradual del sistema de salud, de los centros de producción científica y técnica, y la profundización de las brechas con el sector privado altamente beneficiado, fue la resultante.

Así como Carlos Menem cedió tan fácilmente ante la presión de la banca internacional, rifando el patrimonio público, también cedió ante la presión de los grupos golpistas militares, minoritarios, pero de alto impacto como el del Coronel Seineldin, concediendo el indulto a los militares condenados por los crímenes de lesa humanidad.  El indulto a los genocidas fue uno de los hechos mas repudiados por la sociedad, generando la ruptura del arco político de apoyo a su gobierno e iniciando un proceso de fuerte oposición.

Todo lo descrito fue posible por el servilismo del Poder Judicial, renovado con nuevos miembros de la Corte obsecuentes y jueces designados al margen del prestigio académico y jurídico.  Una etapa signada por la injerencia partidista  en la designación de cargos, consagrando lo que hoy es la corporación judicial clasista y conservadora que predomina en el ámbito judicial.

El poder de los medios de comunicación empezada a aflorar como uno de los resortes centrales para la formación de la opinión pública  y su aval para las reformas neoliberales. Junto a intelectuales  orgánicos del establishment de la prensa y la TV hegemónicas, un espectáculo televisivo a cargo de personajes de la farándula acompañaba el circo dirigido por el Presidente.

El apoyo del sistema económico concentrado y de la Banca Internacional, la venta de las empresas y recursos estatales le permitió a Menem mantener  el artilugio de la paridad cambiaria, ilusión que encandilo a parte de la población argentina y permitió su reelección después de la reforma Constitucional de 1994.

Carlos Menem culmino en 1999 su segundo mandato rodeado del repudio creciente de la población, en medio de multitudinarias protestas de los sectores marginados y excluidos por las políticas neoliberales, el movimiento de desocupados generado por el vaciamiento empresarial y privatista, los y las  piqueteros y piqueteras, los cortes de ruta, algunos de ellos ferozmente reprimidos.

Queda fuera de este breve pero dramático relato, el análisis de las decisiones tomadas por un presidente que no dudo de vender armas de manera clandestina a Ecuador, su implicación  en la resultante voladura de la Fábrica de armamentos de Rio Tercero, su alineamiento automático con EE. UU. y el Vaticano. También en el retroceso de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres expresado en la IV Conferencia de Mujeres realizada en Beijing.

El gobierno de Carlos Menem  debería quedar en la Historia como la Segunda Década Infame. A pesar de que, en el marco de su entierro, los medios de comunicación y los voceros politicos no quieran recordarlo, seguramente por las diversas complicidades y acuerdos sostenidos en el tiempo, llegara un momento en que el balance popular hará justicia y repudiara públicamente la obra de gobierno de un político que destruyo lo que quedaba en pie del Estado argentino.   Sus políticas  económicas y culturales pueden compararse a las implementadas en la Dictadura cívico - militar y a las que después retomaría el dúo Mauricio Macri Rodríguez Larreta.

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos

 

 

 

 

 

 

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