lunes, 22 de diciembre de 2008

Formación docente - escribe Lic. Marta Aleksevicius

I CONGRESO METROPOLITANO DE FORMACIÓN DOCENTE – 2008
26, 27 Y 28 de Noviembre de 2008

Mesa Redonda: Pedagogías de la Formación: pasado y presente
Intervención de Marta Aleksevicius

PEDAGOGÍAS DE LA FORMACIÓN
PAPEL DE LAS ESCUELAS NORMALES EN EL PASADO Y EN EL PRESENTE

Hoy, que aún subsiste en el país una amplia franja de excluidos. Hoy, que tenemos claro que, al igual que TODOS, deben tener acceso a la educación por ser un derecho social ya que los bienes culturales acumulados a lo largo de la historia de la humanidad son bienes sociales y no individuales. Hoy, que sabemos que la democratización en el país y en todas sus instituciones debe darse acompañada por una justa distribución de la riqueza y del conocimiento, ¿cuáles deberían ser las pedagogías de la formación que impulsen las Escuelas Normales formadoras de docentes para los niveles inicial y primario? ¿Qué es lo que puede esperarse de estas escuelas en cuanto a la formación de docentes que garanticen los derechos nombrados?


Desde su nacimiento, en 1870, la gran fortaleza de las Escuelas Normales consistió en que respondieron a un PROYECTO de país , acordemos o no con él, que impulsaba la construcción de una identidad nacional. Los docentes formados en las escuelas normales lo hicieron fuertemente orientados hacia esa construcción.
Sarmiento fue uno de los más grandes impulsores de las Escuelas Normales. Su ideología partía de un posicionamiento en lo político, que lo llevaba a concebir un ideal republicano y en lo económico, que lo llevaba a concebir un país con desarrollo capitalista agroindustrial. Consideraba a la inmigración como la que traería una mano de obra ya capacitada y a la educación como la que permitiría por un lado integrar al hijo del inmigrante y con él a sus padres y, por el otro, al nativo salir de lo que el consideraba la “barbarie” (el iletrismo) y entrar en la “civilización” (la cultura letrada). A los docentes les asignaba la función de “ agentes civilizadores”. Su programa de transformación social descansaba en la escuela. pero ¿dónde estaban los maestros que difundirían esta ideología pedagógica? Había que formarlos y para eso había que impulsar la creación de Escuelas Normales en todo el país. Estas surgieron impregnadas de enfoques pedagógicos positivistas y metodologistas traídos de Europa. Las corrientes antimetodologistas, antipositivistas y espiritualistas que entraron posteriormente tuvieron mayor incidencia en las pedagogías de la formación para el nivel medio que las del nivel primario.
Las Escuelas Normales fueron creadas fuertes y jugaron un papel fundamental en la instalación de los enfoques pedagógicos de la época. Factores objetivos y subjetivos confluyeron para ello.
Entre los factores objetivos, se destaca una fuerte inversión en recursos humanos y materiales que se concretó en:

- Docentes contratados desde un país, EEUU, que tenía un alto desarrollo en formación docente.

- Edificios que, con toda su magnificencia todavía perduran, aún cuando sus averías dan cuenta de la falta de cuidado a los que se los sometieron las políticas públicas de generaciones posteriores.

- Alto porcentaje de BECAS para los ESTUDIANTES, lo que estimuló la adopción de la carrera.

Citando un informe de investigación de Inés Dussel, Beatriz Sarlo dice que las escuelas normales en esta primera época convocaron fundamentalmente a alumnos de menores recursos y a mujeres (informa que casi el 70% de los alumnos de escuelas normales eran becados por el Estado) ¡Hoy que no hay aspirantes a la docencia, por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires! ¿no tendríamos que preguntarnos si no habría que instalar una política de Estado que otorgue becas para que los que aspiran a seguir la carrera sólo estudien y no tengan que trabajar?

Entre los factores subjetivos se logró:

- un fuerte compromiso por parte de los docentes formadores.

- El orgullo por la realización de la tarea que se plasmaba en una alta autoestima y estima hacia la persona del formador.

- El sentirse parte importante entre los que estaban instalando un proyecto de país.

- La conformación de una alianza entre los padres y la escuela. Sobre todo los inmigrantes valoraban el papel que la escuela podía jugar para la integración del hijo al país y la suya propia, es decir, la de toda la familia.


Después de haber examinado el peso y el mandato con el que nacieron las Escuelas Normales, veamos cuál puede ser su papel hoy.

Las Escuelas Normales Superiores, que forman docentes para los niveles inicial y primario, se ocupan de la educación de alumnos en los cuatro niveles: Inicial, Primario, Medio y Terciario. Los niveles inicial y primario, en la práctica, aún conservan el antiguo nombre de “Departamentos de Aplicación” del Nivel Superior.
La Escuela Normal, en su conjunto, tiene un sentido y un objetivo: el desarrollo profesional docente, tanto en la formación inicial como en la continua.
Las Escuelas Normales poseen unidad de conducción y gestión académica. Tener unidad académica permite construir un proyecto pedagógico que atraviese todos los niveles en pos de su sentido y objetivo: el desarrollo profesional docente. Tener unidad académica y, por lo tanto, de proyecto pedagógico, permite- con la inclusión de la formación docente continua y la investigación educativa- trabajar en mejores condiciones aún en proyectos compartidos por toda la institución .

Cien años después del impulso dado a la formación docente en las Escuelas Normales, se comienza a transitar un proceso de transformación que no ha concluido aún.
En 1973 se incorpora el nivel terciario a las Escuelas Normales, pasando éstas a transformarse en Escuelas Normales Superiores.
Más tarde, en 1987 el Proyecto Maestros de Enseñanza Básica (MEB) y en 1990 el Programa de Transformación de la Formación Docente (PTFD), proyectos provinciales como el de Río Negro y otros intentos han tomado aportes de teorías que en los últimos 30 años han mostrado un fuerte desarrollo como las teorías del curriculum, las de la enseñanza y las del aprendizaje.

Durante la década neoliberal, los docentes se enfrentan a una contradicción (Conservar-Transformar).
Ante el ajuste y la flexibilización que se verificaba en todo el campo laboral (cierre de industrias, disminución de empleos, baja en los salarios) cualquier propuesta de transformación es rechazada por los docentes. Había un fuerte temor de pérdida de sus fuentes de ingresos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) exige que se eliminen los estatutos especiales, entre otros, el Docente, lo que provoca una cerrada oposición de los sindicatos docentes lo que impide concretar esta “receta” a los gobiernos nacional y a varios provinciales.

En 1992, en los albores de la década neoliberal, se transfieren
todos los servicios educativos, y por lo tanto los Institutos Nacionales y las Escuelas Normales a las Provincias y a la Ciudad de Buenos Aires. A principios de 1993 se promulga la LEY FEDERAL DE EDUCACIÓN (LFE). Ambas medidas generan un fuerte rechazo. En jurisdicciones como la Ciudad de Buenos Aires y Neuquén nunca se aplicó la estructura del Sistema Educativo propuesto por la LFE. En estos aspectos los docentes se abroquelan en una postura fuertemente CONSERVADORA.

A partir de esta promulgación, el Consejo Federal de Educación, creación suya, comienza a producir documentos, (como los de la serie A) en los que se caracteriza a la formación docente como “un proceso continuo de preparación de profesionales para un rol específico – el docente- ”.
Comienza a instalarse que la “FORMACIÓN DOCENTE debe ser CONTINUA” y que los Institutos debían asumir además las funciones de capacitación e investigación educativa. Los docentes de las Escuelas Normales Superiores aceptan el desafío y sus Profesorados comienzan incorporar las nuevas funciones. En este sentido, asumen una postura TRANSFORMADORA.

Pero, a la vez, ven peligrar la existencia de las Escuelas Normales como tales, sobre todo en lo relacionado con la unidad académica lo que da origen, en 1993, al surgimiento en la Ciudad de Buenos Aires de un movimiento docente al que se denominó INTERNORMALES.
Los docentes agrupados en él también se vieron obligados a actuar para lograr CONSERVAR dentro del sistema la identidad de las Escuelas Normales con su unidad académica y su propia estabilidad, afectada seriamente por la falta de concursos de ingreso, acrecentamiento y ascenso, tal como lo establece el Estatuto del Docente.

En este período, año 1995, se aprueba una Ley de Educación Superior que subordina la formación docente de los Institutos a las Universidades y consagra el arancel en los postgrados de la Universidad pública, hasta ese momento totalmente gratuita. También esta ley fue fuertemente rechazada por sindicatos docentes y estudiantes. En ese momento, el movimiento de Internormales sale en defensa de la especificidad de la Escuela Normal Superior y la gratuidad de la educación en todos los niveles de la enseñanza.

Sobre fines de la década, y en cumplimiento de resoluciones del Consejo Federal de Educación para otorgar validez nacional a los títulos docentes que se otorgaban en cada jurisdicción, comenzó un proceso de acreditación de las Instituciones de formación docente (IES y Escuelas Normales) de todo el país.
En la Ciudad de Buenos Aires, la Dirección de Educación Superior de ese momento comienza a dar participación a directivos para que se discuta en las Escuelas Normales la forma que va a tener su gobierno ya que el que tienen no se adapta a las necesidades del Nivel Superior que requiere la participación de estudiantes y graduados en su elección. Este proceso se manifiesta complejo y no se llega a acuerdos por lo que el tema queda pendiente.
A principios de la década actual se retoma y se discute la elaboración de un Reglamento Orgánico para las Escuelas Normales ya que el que tienen data de treinta años atrás y no responde a las necesidades de democratización de las instituciones.

Luego de un proceso de consultas a los docentes del sistema formador, en el año 2002, se concreta el cambio de Planes de Estudios. Este hecho provoca otra contradicción: CONSERVAR (el plan de estudios y la actuación dentro del sistema formador tal como estaba) – TRANSFORMAR (el plan de estudios de acuerdo a las exigencias de la época). En ese momento se estaba viviendo en el país las consecuencias de los ajustes de la década anterior: empresas e industrias cerradas, altos índices de desocupación, exclusión de amplios sectores de la población de sus derechos a la educación, a la salud, a la vivienda y, sobre todo, al trabajo. Se acababa de producir el estallido del 2001. Había mucho temor a las pérdidas. Hubo una fuerte oposición gremial con movilizaciones para rechazar al cambio de los planes de nivel inicial y primario ( como se recordará, el que estaba vigente en ese momento había sido implementado treinta años antes). Si bien fueron muchos los docentes que se sumaron al rechazo y que concurrieron a las movilizaciones, al decidir la Secretaría de Educación de la Ciudad que los docentes formadores voten para optar entre dos opciones: aceptar entrar en el proceso de cambio en el 2002 o un año después, la mayoría votó por la primera opción. Es así que en el 2002, en medio de las contradicciones señaladas, se implementó el cambio de los planes de los niveles inicial y primario.

La transferencia de los IES y Escuelas Normales en 1992, había producido una alta fragmentación, segmentación institucional y dispersión de los planes de estudio en la formación docente. No había coincidencias ni pautas mínimas que permitiesen a un estudiante cambiarse de una jurisdicción a la otra.


Ley de Educación Nacional promulgada en el año 2006, derogó la LFE y creó el Instituto Nacional de Formación Docente (INFD) al que hace responsable de superar esta situación. Estableció, además, que la formación docente para los niveles inicial y primario tendría cuatro años como la formación para el nivel medio.


A principios de este año, 2008, el Consejo Federal de Educación ha aprobado lineamientos curriculares de la formación para los niveles inicial y primario. Sobre el final del año todas las jurisdicciones del país, asistidas por el INFD, están elaborando diseños curriculares, adaptados
a los cuatro años de duración de la carrera, que comenzarán a implementarse en el año 2009.

En la CBA, las Escuelas Normales están comenzando a poner en práctica el Reglamento Orgánico, aprobado a fines del 2007 luego de un largo proceso de discusiones. Este Reglamento significa un avance importante en el proceso de democratización institucional. Establece nuevas formas de gobierno en las escuelas normales. Se les da participación en las decisiones a los tres claustros: docentes, estudiantes y graduados.
Para posibilitar una real profesionalización del trabajo docente y garantizar seriamente la calidad de la educación, sería interesante aprovechar la fortaleza adquirida históricamente por las Escuelas Normales.

Hoy, como ayer, predominan en sus aulas las pedagogías de origen fundamentalmente europeo. Es cierto que Bourdieu, con su categoría de “capital cultural”, Schön que piensa al docente como un profesional reflexivo, Contreras que ha analizado la autonomía del Profesorado o Perrenoud que ha trabajado sobre los habitus de la profesión docente, han ofrecido aportes interesantes para la pedagogía de la formación. Sin embargo nuestro país está en Latinoamérica y comparte, con otros países latinoamericanos, problemáticas similares: amplios sectores de niños y jóvenes a los que hay que garantizarles su derecho a una educación de calidad, su acceso y permanencia en la escuela y la participación en la distribución del conocimiento. En este momento se necesitan docentes que se comprometan nuevamente a realizar una cruzada alfabetizadora en todos los niveles del sistema educativo ya que amplias capas de la población infantil y juvenil requieren de ella. Cuando se decide trabajar en este sentido, Paulo Freire sigue teniendo actualidad. Sin embargo poco ha penetrado en la Universidad ni en las Escuelas Normales su pedagogía. Sin descartar los autores con los que se está formando en este momento, sería interesante incorporar también los aportes de la pedagogía latinoamericana. En un escenario como la escuela normal, que puede articular la formación docente inicial con la continua y con un proyecto pedagógico institucional que atraviese todos los niveles con el objeto de formar docentes, es probable que se obtengan logros significativos en cuanto una buena enseñanza, democrática e inclusiva.
La mayoría de los docentes de los Profesorados de las Escuelas Normales, cada vez que fueron consultados, manifestaron su disposición a seguir avanzando en el camino de la transformación tratando, a la vez, de preservar lo mejor de su tradición. Es muy probable que sigan prestando su disposición y su dinamismo también para esta tarea.

Marta Aleksevicius
28/11/08

4 comentarios:

ROMINA PICCIRILLO dijo...

Muy bueno Marta!!

Para cuando los cursos de formacion de ILEPOS??

María Elena Naddeo dijo...

Excelente tu articulo Jorge

Anónimo dijo...

MUY BUENO TU ARTICULO jORGE

Anónimo dijo...

Marta: acabo de releer con mayor profundidad la ponencia. Encuentro muy importante el recorrido histórico, ¡cuantas batallas libradas en defensa de la educación pública! Creo que la contradiccion a la que se alude "Transformar- Conservar" m tuvo otra dimension que la convencional, significó para la comunidad educativa: "Desmantelar - Resistir". En el fondo del tema estamos de acuerdo. Y es estimulante la propuesta final: incorporar la pedagogia latinoamericana ¡algo pasa que nuestros maestros y profesores reproducen - reproducimos - prácticas distantes de lo que nuestros pibes necesitan.
Recuperemos la iniciativa para transformar, para enseñar con entusiasmo, para llegar a los chicos, para que realmente aprendan.
Maria Elena