jueves, 18 de agosto de 2011

Maria Elena Naddeo escribe sobre las denuncias hacia Zaffaroni


Lapidación mediática. Los actores vuelven al ataque. ¿Insistencia maníaca.?

Rodeado de representantes de los organismos de derechos humanos, de asociaciones profesionales y académicas y de cientos de discípulos, admiradores, compañeros de ruta, alumnos, alumnas, Raul Zaffaroni brindó en la Facultad de Derecho una clase magistral acerca de un nuevo concepto jurídico desarrollado a partir del análisis del funcionamiento deleznable de ciertos medios de comunicación, en un tema que el mismo autor denominó “Lapidación mediática. Un caso práctico.”

Nos asombró con su fina ironía y su capacidad de hacer teoría y tipificar un nuevo delito, desarrollando sus motivaciones, las herramientas e instrumentos utilizados, las consecuencias sobre las víctimas y el impacto social, antropológico y político del daño provocado.

La abrumadora lista de pronunciamientos de apoyo y adhesiones a la figura y trayectoria del Dr. Raúl E. Zaffaroni, sus reiteradas declaraciones acerca del desconocimiento de la actividad que se realizaba en los departamentos denunciados bastaron para cerrar – en el entendimiento de la gente de buena fe - un período escandaloso de maniobras políticas electorales que buscaron desprestigiar a uno de los grandes juristas de Argentina, de Latinoamérica y del mundo, aclamado y reconocido en los foros internacionales por su aporte a la más moderna criminología y a la práctica de los derechos humanos en el fuero penal.

Los actores de la campaña de lapidación vuelven a la carga para denunciar lo que ya el Juez de la Corte había anunciado: el pedido formal a la inmobiliaria de desalojo o desocupación de los inmuebles basado en una desvirtuación o incumplimiento del destino de los contratos de locación suscriptos en su momento.

La reaparición en los medios post-elecciones de supuestas nuevas denuncias o ampliaciones de las mismas, con los mismos contenidos repetidos una y otra vez, muestra un interés político mediático específico. Entendemos que es parte de las reglas de juego de una manera de hacer política destinada a instalar candidaturas y carreras. Una manera de hacer política que se realiza a sí misma a través del causado al adversario. Lo hemos visto a lo largo de la vida democrática en muchas ocasiones con impactantes resultados.

Ahora, en una suerte de insistencia maníaca, sabiendo que hay interlocutores interesados en brindar espacios radiales, gráficos y televisivos para continuar el escarnio, vuelven a la carga. ¿No se dan cuenta del amplísimo cuestionamiento que generan? ¿No tomaron conciencia de que el rol de los viejos y medievales Inquisidores ha sido repudiado por el conjunto de las sociedades democráticas?

Sería aventurado y muy negativo pensar en la existencia de un placer morboso que alienta la continuidad de estos insólitos lapidadores. Es más realista pensar en un mero y mezquino interés político. A todos los efectos decimos, tal como expresaron los oradores en la Facultad de Derecho: “Con Zaffaroni, no podrán. Con Zaffaroni: no pasarán.” Y fueron ovacionados.

dip. Maria Elena Naddeo (*)


(*) Como diputada y presidenta de Ilepos, acompañé en diciembre del año 2009 el pedido de investigacion de los lugares en los cuales se promocionaba el ejercicio de la prostitucion, esta actitud, compartida por las Redes en lucha contra la trata y la explotación sexual, no convalida de manera alguna las acciones de hostigamiento, persecusión y difamación contra quienes - en su legítimo derecho- alquilan propiedades desconociendo el destino de los mismos. No se conoce además si quienes alquilaban estos departamentos en cuestión eran personas autonómas que ofrecen servicios sexuales o de otro tipo, o si han sido victimas de algún delito. Prejuzgar antes de que la investigación llegue a término, sin aceptar los argumentos y descargos del propietario implica un desconocimiento de elementales normas de procedimiento democrático.

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