Treinta años de
democracia y una década ganada.
María Elena Naddeo
Profundas reivindicaciones recorrieron estos intensos
treinta años de democracia. Un primer gobierno alfonsinista con fuertes objetivos
democráticos y numerosos avances legislativos que concluye derrotado frente a los embates de las corporaciones, la
militar primero y la económica después. El poder concentrado, los organismos
financieros internacionales barrieron las débiles resistencias del gobierno
radical, y se apropiaron, pusieron en marcha su plan de restructuración global
del Estado a través del gobierno supuestamente popular de Carlos Menem.
Desde los frentes políticos y sociales, enfrentamos durante el menemismo el ajuste
salvaje, la destrucción y remate de los recursos naturales y del Estado, el
vaciamiento del aparato productivo de la Nación. En el plano educativo, luchamos contra la Ley Federal ,
herramienta para la adecuación del sistema educativo a un país sin proyecto
productivo y al servicio de las corporaciones privadas. En aquellos años luchamos
también por poner en marcha la
Convención internacional de los derechos del niño, enfrentando
la resistencia de los sectores conservadores de la justicia y de la política, defensores
del viejo Patronato de Menores. Luchas
extenuantes, que nos llevaron a construir nuevas alternativas políticas a fin
de enfrentar al neoliberalismo.
Por ello y junto a todo un pueblo vivimos la fuertísima
esperanza de poner fin a la pesadilla menemista apostando al gobierno del
Frepaso y luego de la
Alianza. Dolorosas y frustrantes experiencias que estallaron
en la crisis del 2001 y 2002 con nuevos ajustes, fuga masiva de capitales,
y la peores decisiones políticas tomadas
por el gobierno de De la Rua ,
como el estado de sitio y la represión
contra el pueblo movilizado.
Es indudable que en el año 2003 empieza un cambio profundo de orientación
en la política argentina. En muy breve reseña, es evidente el contraste con los
ejemplos precedentes. En el año 2005 el gobierno de Néstor Kirchner impulsa y logra la derogación definitiva del Patronato
de menores, con la sanción de la ley de protección de derechos de niños, niñas
y adolescentes, la 26.061, desterrando para siempre las judicializaciones arbitrarias y la institucionalización
de la infancia y la adolescencia por motivos de pobreza.
Poco tiempo después, la nueva Ley Nacional de Educación, en
el año 2006, deroga la tan cuestionada
Ley Federal, poniendo en pie junto a otras normas y acciones de gobierno la
educación técnica, artística, la
formación docente, el financiamiento educativo. Y se toman fuertes decisiones
destinadas a recuperar la capacidad productiva del país, el fortalecimiento del
mercado interno, la quita de la deuda externa. En el gobierno de la presidenta Cristina
Fernández, y enfrentando la crisis internacional que destruye a la vieja Europa, las medidas de control cambiario están sin
duda destinadas a evitar que la fuga de divisas se convierta en aquella trampa
siniestra que destruyó nuestro sistema financiero en el 2001.
Tenemos memoria, hemos sido y somos protagonistas activos de
esta nuestra historia. Valoramos este recorrido político y social, porque
recuperamos derechos y seguimos en el camino de la construcción de una sociedad con mayores niveles de igualdad, sin
pobreza ni violencias, decimos que esta ha sido y es, una década conciente y esforzadamente ganada.
Porque no queremos retroceder, porque necesitamos garantizar lo
conquistado y avanzar en esa sociedad igualitaria y autónoma que soñaron
nuestros héroes y heroínas latinoamericanos, apostamos a esta construcción
plural, nacional, popular y democrática que hoy gobierna nuestro país, en
hermandad con la UNASUR
y los pueblos en lucha por los mismos ideales.
25 de mayo 2013
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